21 de agosto de 2008

RABIA



Tras lo que he vivido ayer y hoy en dos de los días más estresantes que me he encontrado nunca, por el accidente de avión de Barajas, hago la siguiente reflexión:

- ¿Hasta qué punto puede un periodista colarse en la nave donde se amontonan los cadáveres pendientes de confirmar su identidad, y sacarles una foto?

- ¿Hasta qué punto puede otro medio de comunicación como una televisión de ámbito nacional comprar esas fotos para emitirlas, y aplaudir le pericia del fotógrafo en lugar de criticarlo?

- ¿Hasta qué punto se puede acosar a preguntas y perseguir a los familiares y amigos de las víctimas?

- ¿Hasta qué punto debe la población ser informada de todos los detalles?

- ¿Hasta qué punto nos interesa ver el dolor ajeno?

- ¿En qué momento deja la información de ser información, y se convierte en morbo?

Yo ayer trabajaba hasta las 3. Cuando se supo lo del accidente me quedé hasta la noche. Y hoy no he parado hasta la tarde. En todo ese tiempo sólo me enteré de que había habido un accidente y habí muerto mucha gente. Sí, es irónico, pero aunque trabaje en producción de informativos muchas veces por el ajetreo de organizar las cosas salgo de la tele con poca información de lo que hemos dado.

Hoy cuando he acabado he podido ver algo. Y la verdad, el 80% de lo que he escuchado en radio, visto en televisión, o leído en periódicos, me sobra. Me sobran las miles de entrevistas a familiares, los lloros, los lamentos... Eso es algo privado que no merecería sacarse a la luz pública. Igual que me sobra ver las fotos de los cadáveres amontonados en IFEMA. Me puede interesar saber si los heridos sobreviven, si el accidente fue por A por B, si en Barajas los controles realmente se hacen bien, si Spanair funciona bien... Pero sobre todo se informa de lo otro. De lo morboso. De los lloros, de la desesperación, de la angustia. Y da pena. Mucha pena. Y que me venga un redactor y diga: consigue las fotos de los cadáveres en IFEMA... me da rabia.

Cuando vuelva de Irán (toco madera, vamos con Spanair...) en dos semanas, espero contar cosas más divertidas...

¡Nos vemos!

19 de agosto de 2008

EXPERIENCIAS VARIAS ANTES DEL VIAJE


Hola gente!!

Retomo mi actividad bloguera después de unas semanas de agosto de lo más calurosas, salvo por los tres últimos días que he subido a mi tierra y me han caído los característicos monzones de allí.

Y es que esto del calor madrileño casi puede conmigo… Encima mis compis de piso me abandonaron sólo ante el calor, y yo sin aire acondicionado sin saber qué hacer. 38 grados en la calle, 32 dentro de casa, no podía abrir porque entraba calor, pero si lo dejaba cerrado me daba un simposio (como diría mi, en breve, nueva compañera de trabajo Mª Teresa Campos). Vale, tengo un ventilador, pero como me estaba bajando cosas de ordenador con mi fruto portátil de hace seis años, tenía que orientarlo hacia él, porque pobrecito, tenía calor y se apagaba cada 10 minutos si no le daba el aire. Así que me ves en gayumbos sudando en el salón, con la única fuente de ventilación apuntando al fruto portátil, y yo con el hacha y las plumas, dando vueltas a la mesa a ver si conseguía dar con la danza de la lluvia y caía algo de agua que refrescara el ambiente.

Fueron días duros. Un anfibio como yo… dos meses sin ver llover!!! Así que tomé cartas en el asunto y fui a mi tierra. Como no podía ser de otra forma, fue llegar… y mojarse el Santo, porque apenas aparqué en casa y fue como si al cielo le entrara una pirrilera de espanto… qué manera de llover!!!!!!!!!!!!!!!!! Hasta Rufo, que le gusta salir más que al Pocholo, se metió en su caseta y por poco me hace un corte de patas cuando le dije de ir a pasear,

Pero se agradeció… Humedad por fin… Adiós a mes y medio de sequedad extrema y ver espejismos en la calle. Aquel chaparrón me hizo ilusión, el que no me hizo ni fruta gracia fue el que me cayó el sábado. Había fuegos artificiales con música en la bahía, y como el paseo estaba lleno, bajamos a la playa. También estaba llena, así que anduvimos un rato hasta la orilla, por donde acababa de bajar la marea. Se podía pisar en sólido, pero si empezabas a hurgar en la arena no tardabas en ver agua y mojarte el zapato.

El espectáculo ese duró 20 minutos y lo vimos muy bien. Pero fue tirar el último cohete y empezar otra vez el diluvio universal. La playa se encharcó y fuimos chapoteando hasta el paseo, donde miles de personas se pegaban por intentar subir. Un caos. Tardamos 20 minutos en salir de la playa!! Menos mal que no hubo un tsunami, porque llegan a pedir una evacuación de la playa y estaría escribiendo esto desde ultratumba.

Además de los problemas con el tiempo, de mis días en mi tierra sólo puedo resaltar el intento de intoxicación, fallido, a mis amigos. Hicimos una cena para la que yo cociné un postre: tarta de limón. Se cocina a base de galleta, limón, nata, y leche condensada. Como el año pasado recibí críticas por lo líquida que me salió, eché un bote entero de leche condensada. Claro, la tarta estaba wenísima, pero un poco pesada. Y mis amigas, unas debiluchas, con dolores y demás síntomas que no es agradable comentar aquí.

Aparte de mis días en Donosti, las semanas anteriores he estado en Madrid. Currando, pa variar. Pero por fin este sábado emigro a tierras iraníes. No quería irme sin comentar dos interesantes acontecimientos de la semana pasada.

Por un lado, mi Amiga Especial (AE) y yo fuimos un día al cine. Poco antes se nos ocurrió ir a tomar una caña. Nos las sirvieron. Estábamos tranquilamente sentados cuando de repente mi AE le da un manotazo a su vaso y tira toda la cerveza por el lado izquierdo de la mesa, y fue a caer sobre unas palomas que pasaban tranquilamente por ahí (aunque mi AE mantenga que la cerveza ni les rozó). Mojadas o no el caso es que salieron volando provocando que toda la terraza se diera cuenta de que algo pasaba, y se convirtiera en una conocida escena del cine que pongo aquí:



Como mi AE dijo, tirar una caña no es de torpes ni digno de mención en mi blog, le di un voto de confianza, y no lo habría puesto de no ser porque luego fuimos al cine y la siguió liando. Compramos un cubo de palomitas más grande que mi AE, y un bote de coca cola. Entramos en la sala, nos sentamos, y cuando va a dejar el bote de coca cola se sale un poco la tapa salpicándome unas gotitas. Le di otro voto de confianza, aunque ya empezaba a necesitar una urna con tanto voto de por medio.

A los dos minutos, mi AE tuvo sed y cogió el bote, pero no sé qué leches hizo que se le resbaló y cayó la mitad del contenido (coca cola pegajosa) de la siguiente manera: 40% a las espectadoras de adelante 20% al suelo, 20% a mi pierna derecha, y 20% a su pierna izquierda. La cara de mi AE era un poema, pero las de adelante tenían todo un libro de poesía en el jeto, de lo flipadas que estaban. Menos mal que un paparazzi de cuandohacesblogyanohaystop pasaba por ahí y le sacó una foto a una de ellas:



Mi AE, intentando no descojonarse a viva voz, hizo un movimiento lateral rapidísimo para plantarse 3 asientos más a la derecha. Fui hacia ella riéndome, mientras ella sólo me decía: cállate!!! Cállate!!!

Intentamos ver la peli con normalidad. Digo intentamos porque cuando intentaba levantaba los pies del suelo hacía un ruido en plan “tengo coca cola por todo” y me quedaba medio pegado. Todo acabaría aquí de no ser por que más tarde a mi AE se le cayeron unas cuantas palomitas, haciendo de lo que había en el suelo una interesante mezcla.

YO: “Esto ya deja de tener gracia, todo lo que has tirado cuesta dinero!!”

Ella no paraba de reir… supongo que el/la de la limpieza que viniera después se acordaría mucho de nuestras Venerables Madres.

Y ya sólo me queda contar el interesante episodio en mi garaje del jueves. Salí de casa a eso de las 7:30, ojeroso pero contento por irme a trabajar pronto, lo que significaba que saldría pronto para irme en busca de humedad a mi tierra. Fui hacia mi garaje y abrí las dos primeras puertas con un botón del mando. Después, abrí las dos siguientes puertas (viva la seguridad de mi garaje) con el otro botón, y entré. Fui al coche, y con calma metí la mochila en el maletero y saqué el coche.

Para cuando hice todo esto las puertas se habían vuelto a cerrar, así que cogí el mando y abrí la primera. Subí la rampa y me encontré la segunda cerrada. Le di al botoncito pero nada, ni se movía. Mientras tanto, la de atrás se cerraba, y yo en medio de la rampa entre dos puertas cerradas. Volví a abrir la de atrás y retrocedí para entrar en el garaje otra vez. Salí del coche, y, pacientemente, fui hacia la puerta que no se abría a ver qué pasaba. Escuché un ruido que indicaba que la puerta se había roto. Me cagué en todo un poco. Entonces me vino un flaskback. Recordé que alguna vez había visto un cartel de “apertura manual” de puertas. Lo busqué y encontré un papel, pero para abrir la puerta por el otro lado. Así que me volví a cagar en todo un poco, además de acordarme de la VM del que escribió eso.

Mi situación era: encerrado a las 7:40 en un garaje, así que no podía salir al exterior, y tampoco podía acceder al interior del edificio, porque tengo la plaza alquilada y no vivo ahí, así que no tengo llave. Además no tenía el teléfono del portero, y los que me alquilan la plaza estaban de vacaciones. Por lo menos tenía luz natural, porque entre la primera y segunda puerta estaba al descubierto, lo que reducía mi sensación de encierro. Entonces encuentro algo. Un papel pegado a una pared que dice:
“Puertas xxxxxx, en caso de avería llamar al teléfono de urgencias 91xxx xx xx”. Yo pensé: “Bien!! Igual tengo suerte y todo”. Marco. Un tono. Dos tonos.

“Este es el contestador automático de urgencias para averías de puertas xxxxxxx. Por favor, deje su mensaje indicando la avería, motivo de la llamada, su nombre, dirección completa y teléfono, y acudiremos a la mayor brevedad. Piiii”

Yo mientras escucho eso me voy encendiendo un poco más. Un contestador automático de urgencias!!!! Así que dejo mi mensaje.

“Hola me llamo Javier, estoy encerrado en un garaje, en Pilar de Zaragoza 23. Bueno no, yo vivo ahí pero el garaje está en el número 20, pero tengo la plaza alquilada y entonces… bueno que estoy encerrado y quiero que vengan que tengo prisa. Gracias”

Nada más colgar estoy por sacar el hacha y las plumas a ver si haciendo una danza de esas aparece alguien. De repente oigo un ruido. Miro arriba y una señora baja desde una ventana del primer piso un paraguas abierto del revés. Yo pienso: qué amable, pero si me subo ahí se rompe… Pero pronto veo que está bajando el paraguas para intentar conseguir que un gato que pasa por ahí se meta y subírselo. Yo desconocía si el gato era suyo o no, cosa que en el fondo me daba igual en mi situación, así que le dije:

YO: “Perdone, ¿sabe dónde vive el portero?”

Al decir eso el gato se asusta y se va. La señora, visiblemente cabreada, me dice:

Jodida señora (JS): “Sí!! Sé dónde vive!! Enfrente de mi puerta!! Pero ahora no tengo gato!!”

Dicho esto cierra la ventana. Yo me quedo así:



En ese momento no sé si ir a cazar el gato o qué leches hacer. Entonces me acuerdo de que no he dado mi número a los de las puertas cuando les he llamado. Llamo otra vez. Descuelga el mismo contestador.

YO: “Hola, soy Javier otra vez, el de Pilar de zaragoza 20. He dejado un mensaje antes porque estaba encerrado. Han pasado 15 minutos y aquí no han aparecido. Olvidé dejarles mi número: xxxxxxxxx. Por cierto, sigo encerrado.”

Cuelgo. Pasan los minutos y yo ya pensando en cazar al gato pero para tener algo que comer y empezar a pasar el invierno. Entonces oigo un ruido, alguien está entrando en el garaje. Se para al otro lado de la puerta, a la que me abrazo diciendo:

YO: “Perdone!!! Holaaa!! Holaaa!!” ¿Hay alguien ahí?”
Él: “Sí…??”
YO: “¿Es el de las puertas?”
Él: “Qué puertas?”
YO: “Da igual. Me he quedado encerrado, tiene que abrir manualmente siguiendo las instrucciones de un papel que tendrá por ahí”.

Al poco tiempo la abre y salgo con ganas abrazar a mi salvador. Voy echando leches al trabajo, donde por cierto se ríen de mí.

Todo acabaría ahí de no ser por una llamada que recibí a las 13:00 aproximadamente.

YO: “¿Sí?
Ella: “Buenos días, le llamo de puertas xxxxxxxxxxx. ¿Hablo con Javier?”
YO: “sí…”
Ella: “¿Sigue usted encerrado?”
YO: “Afortunadamente no, hace 5 horas me sacaron”.
Ella: “Ah, menos mal, me he preocupado al escuchar sus mensajes, y como no dejó usted más pensé que no se encontraba bien”.
YO: “Pues han tardado en escucharlos!”
Ella: “Es agosto, y claro, he tenido un problema personal y…”

Le colgué de mala leche.

En fin, que este sábado me voy a Irán!!!! Pero como dice el blog de mi Hermano Iraní, Irán y Volverán, así que a la vuelta prublicaré noticias frescas. Además, voy con mi VM o sea que… tendré para rato. Llevaré una libreta.

Que os vaya bonito!!