22 de enero de 2011

EXPERIENCIAS DE VIAJE HACIA MALASIA



HOLA!

Lo prometido es deuda y ya estoy dispuesto a contar cómo fue el viaje a Malasia.

Ya sé que voy un poco tarde, pero estas semanas en el trabajo están siendo un infierno, entre que estamos en plena fusión con Cuatro, viene gente nueva a la que hay que enseñar cómo curramos, etc.

Me quedé en mi última publicación hablando de cómo mi Amiga Especial (AE) y yo estuvimos a punto de quedarnos en tierra al ir a coger el avión para ir a Malasia. Tras ese pequeño incidente sin importancia, despegamos rumbo a Qatar, donde hicimos escala. Aterrizamos en Doha a las 00.30. Teníamos por delante una larga noche de escala, ya que nuestro vuelo a Kuala Lumpur salía al día siguiente a las 8.30 de la mañana. El aeropuerto de Doha, para hacer la escala más divertida, no es como un aeropuerto de los que podemos conocer por aquí. De hecho, hay mucho más barullo por la noche que de día. Entre las 00.30 y las 03.00 igual salieron más de 30 vuelos, por supuesto repletos. Eso provocaba que la terminal estuviera hasta arriba de gente, colas, llamadas de embarque, y sobre todo, muchísima iluminación. Total, que era difícil pegar ojo.

Lo bueno nada más llegar allí fue que nos dijeron que nos regalaban un "heavy refreshment" o "refrigerio fuerte". Estaba asqueroso. Después nos dimos una vuelta por el duty free, abierto toda la noche. Tras mirar el reloj unas 20 veces en una hora, decidimos buscar un sitio donde intentar echar una cabezadita. Vimos que había unos lugares llamados "quiet rooms" o "habitaciones silenciosas". Las buscamos y vimos que consistían en asientos reclinables en habitaciones aisladas del ruido de la terminal y a oscuras. Las habríamos aprovechado de no haber estado hasta las patas de gente. Había personas hasta en el suelo de esas salas. Al lado, había una sala de oración, estilo mezquita, con alfombra. Le dije a mi AE de ir allí, pero me dijo que no, que era una falta de respeto. La verdad es que a mí a esas horas y con ese cansancio el respeto me la traía al pairo. Pero bueno, buscamos otro lugar. Pero era difícil, ya que el resto de la terminal tenía asientos típicos de aeropuerto y todos, absolutamente todos, con reposabrazos que convertían en todo un reto poder tumbarse allí.

Decidimos intentarlo en una fila de unos 4 asientos que vimos libres. Yo me senté en uno un poco recostado, y mi AE se tumbó al lado, apoyando su cabeza en mí, y doblando las piernas sobre el asiento a su lado. Así estuvimos un rato, hasta que una mujer apareció, y sin mediar palabra...

¡¡ELIGE LO QUE CREES QUE PASA!!





Pues la respuesta correcta es...

Antes de saberla: una foto graciosa del culo de un perro:



Tras este paréntesis, iba diciendo: una mujer se acercó sin mediar palabra, y, sin siquiera mirarnos, cogió las piernas de mi AE y las lanzó al suelo como si nada. Mi AE abrió un ojo y al ver lo que pasaba me dijo:

"Esa mujer , ¿acaba de cogerme las piernas y tirarlas al suelo?"
Yo: "Eso parece".

Tras lo cual meditamos si decirle algo, pero viendo que era árabe y aquello iba a ser un diálogo de besugos, nos fuimos a otros asientos. A duras penas dormimos algo esa noche, pero a las 8.00 embarcamos en el avión y nos pusimos por fin rumbo a Kuala Lumpur, donde aterrizamos 8 horas más tarde.

Los primeros pasos en territorio malasio fueron un poco desastrosos para mi AE. Apenas habíamos dado cinco o seis zancadas cuando de repente...

AE: "Oh no..."
Yo: "¿Qué pasa?"
AE: "Creo que mi zapato ha dicho basta"

Efectivamente, uno de los zapatos se estaba quedando sin suela. En apenas unos metros, se le había desprendido más de la mitad. Encima, el edificio donde recogíamos las maletas estaba en otro lugar, al que había que llegar previo viaje en bus. Y hasta allí fuimos, yo a paso veloz, y mi AE cojeando a duras penas.

Poco más tarde llegamos a la sala de recogida de equipajes; la maleta de mi AE salió y ella la abrió para coger sus sandalias y poder calzarse algo con más consistencia:



Hecho esto, salimos de la sala de recogida de equipajes y fuimos a coger el tren que nos llevara al centro de Kuala Lumpur. Mientras esperábamos al ascensor, se produjo uno de esos momentos dignos de recordarse para siempre.
Un hombre se me acercó, y me dijo:

"Excuse me, are you Malasian?"

Para los que no sepan inglés, me preguntó si era Malayo. Basta verme para notar que es fácil confundirme con un malayo: Soy bajito, ojos oscuros, rasgos asiáticos, y muy moreno. Me habían confundido con suecos, finlandeses, canadienses, ingleses, daneses, belgas, alemanes... pero con un malayo...

Me quedé a pictures, o sea, a cuadros. Después de unos segundos de duda, le dije:

"No, I am sorry"

Mi AE, por cierto, asistía así a la escena:



EN fin, que tuve que ir a Malasia, en la otra punta del mundo, para que dejasen de confundirme con un nórdico. Pero se demostró que hay gente que lo hace...

Bueno, en breve las primeras historias en Malasia: Kuala Lumpur, el safari durmiendo en la jungla con el campamento sin puertas en las cabañas, etc...

Y como siempre, dos vídeos de regalo: hoy dos anuncios que fueron prohibidos en sus países, muy graciosos:





¡Nos vemos!

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