25 de abril de 2009

EXPERIENCIAS EN UN SUPERMERCADO (II)



Hola!

Antes de contar mis nuevas aventuras esta mañana en el súper, tengo que anunciar que retomo a partir de esta semana que viene mi sección cinéfila, pero sólo en su lado crítico: vamos, que los estrenos os enteráis por otro lado, yo sólo me ceñiré a criticar lo que vay a ver (es que si no no tengo tiempo para todo, soy una persona tan ocupada... ).

Y como siempre también, novedades: Resulta que en aproximadamente un mes me voy a vivir con mi Amigo Pavo al centro... ¿temeridad? No sé, que no nos pase nada.

Y nada, hoy juego a paddle con los del curro. Entre nuestros rivales, uno de mis jefes, uno de recursos humanos... La pregunta es: ¿deberíamos ganar, o aceptar chantajes como el que mi jefe ha hecho de: siempre se puede volver al turno de noche...?

Ya os contaré. La tarde de hoy promete.

Y ahora el súper. Resulta que llevaba uan semana subsistiendo con lo que comía en telecinco (malo) y con las cuatro cosas que había en mi frigo. Ayer llegué a casa y grité: eco eco eco... cuando arrivo a casa...

Y de lejos oí: asa, asa, asa... Ese eco (eco eco) venía de mi frigo, y más concretamete de mi balda, desierta (erta erta). Hasta me pareció ver una de esas características bolas del desierto campando a sus anchas por ahí. Así que hoy he dicho: voy a abastecerme un poco.

Así que he ido al súper. Una vez ahí, he comprado leche, lechuga, queso, jamón, pan, yogures, tomate... y cuatro cosas más. Mientras iba por uno de los pasillo me ha sonado el móvil. Como lo tenía en la bolsa, he dejado la cesta en el suelo u momento y he contestado.

He hablado un par de minutos mientras miraba de reojo las ofertas de los donuts, y cuando h colgado he emprendido la marcha hacia la caja. Una vez allí me pongo en la fila.

Estábamos 4 personas, y justo detrás de mí llegaron como 8 más, y si no fuera por mí eso parecía una excursión del imserso. Poco a poco me va tocando. Llego a la cinta y pongo la cesta encima, mientras espero a que la señora de delante vacñie su carro con la compra para un mes.

Saco lo primero que pillo: unas compresas. Entonces, diversas preguntas surgen en mi cabeza:

- ¿Cómo ha llegado esto aquí?
- ¿Las habré metido yo?
- ¿Esta semana me viene?
- ¿Me viene alguna vez?
- ¿Serán de la que dejó el móvil en mi coche y ahora me manda esto?
- ¿Por qué huele tan mal este supermercado?
- ¿Se puede ser tan guapo y tan listo y encima estar tan bueno como yo?

Mientras me pregunto todo esto miro la cesta y encuentro una caja de tinte para el pelo. Rosa. Rosa fucsia. Ruso fucsia hortera.

En ese momento en una mano sujeto las compresas y en la otra el tinte con cara de interrogantes. Miro a mi izquierda y una señora me mira con sonrisa entre pícara y de indignación, algo así:



Cuando ya miro al fondo de la cesta y encuentro un paquete de galletas light de fibra de no se qué ya decido no seguir mirando. Se me acelera el pulso pensando que he cogido la cesta de otra mientras hablaba por teléfono. O qu ella ha cogido la mía, yo qué sé. Así que salgo de la cola y vuelvo para atrás.

Me pongo a buscar una chica con el pelo rosa. Pero no encuentro ninguna. Claro, si está comprando tinte se le habrá acabado. Entonces busco alguna con cara de dolorida por tener la regla. Tampoco. Viendo la media de edad el súper, busco una joven que pueda tener la regla, directamente.

Entonces encuentro una. Joven, de unos 30 como mucho. EL pelo lo lleva marrón, pero sólo puede ser ella. Además está un poco potola y seguro que se engaña pensando que las galletitas estas le harán adelgazar 10 kilos antes del verano.

Veo que está con el carnicero. Y su cesta en el suelo. Bueno, mi cesta. Me acero y pongo la mía pegada y me doy la vuelta en plan "coge la tuya, coge la tuya ladrona", mientras la miro de reojo.

Acaba y coge la mía otra vez, la muy perra. Así que por no pasar el mal rato de decirle nada, vacío mi cesta de tintes y compresas en una estantería de comida y la relleno con mis cosas. Para cuando lo hago veo que la que tiene mi cesta está olviendo de caja, supongo que al darse cuenta de que no eran sus cosas.

Estoy por dcirle que busque en la sección de galletas, pero ya paso.

Bueno, pos en breve contaré qué tal el paddle de hoy con os del trabajo... que no me pase ná!!

3 comentarios:

Marta González Coloma dijo...

Jajaja, muy buena historia. Ante esto me pregunto: ¿por qué no me pasan estas cosas a mí para relatarlas en el blog? Cuando deseas que pasen, ni por asomo :P

De todos modos, lo mejor ha sido esto:

"¿Se puede ser tan guapo y tan listo y encima estar tan bueno como yo?"

¡Un beso!

Nota: soy una amiga bloggera de tu "hermano rancio"

Álex Garaizar dijo...

¿Y por qué no le has dicho que ella tenía tu cesta y que se había dejado la suya en el pasillo? No sé por qué te debería dar vergüenza :S

PD: Spam gratuito: visitad www.chispurfle.tk

Anónimo dijo...

joder, el otro dia me paso lo mismo en el eroski de arcco! derrepente no estaba el carro donde lo habia dejado, y tuve que recorrer todo el super hasta que encontre a la ladrona! jajaja.
ander