5 de marzo de 2010

EXPERIENCIAS UNA MAÑANA SIN NADA QUE HACER



¡Hola!

Bueno, un mes sin poner nada aquí y en una semana dos cosas. No hay nada como una mañana que estoy obligado a vagabundear por la calle. Y digo obligado porque hoy me han barnizado el piso, y tení aque estar no muy lejos de casa como para poder volver a abrir a los obreros cuando quisieran dar la segunda mano, pero no muy cerca si no me quería intoxicar.

Y yo sin nada que hacer, expuesto a la gente durante una mañana, es peligroso.

Una vez que han llegado y se han puesto a hacer su trabajo me he ido a desayunar. Me he sentado en una mesa de una típica cafetería de barrio. Un típico camarero de esos que le pides en bajito, con cara de dormido, un café con leche y al momento grita:

"¡¡Un café con leche para el muchachooooooo!!" Y sin saber cómo, porque sus dos manos estaban ocupadas recogiendo vasos sucios de la barra, han aparecido una taza y un plato delante de mí.

Con el grito y el truco de magia este me he espabilado un poco. El típico camarero me ha servido mientras gritaba a su compañero no sé qué de una tortilla, y yo me he ido a la mesa más alejada de la barra. Una vez allí, me he sentado y he sacado una guía de viaje.

Y así he estado yo feliz, totalmente abstraído del camarero y del barullo del bar, hasta que ha llegado el Señor Charlatán (SC). Estaba leyendo cuando oigo:

SC "Hola joven"
Yo levanto la vista y me encuentro a un hombre bastante mayor, encorvado, apoyado sobre uno de estos aparatos o bastones de cuatro patas con ruedas (no una silla).
Yo: "Hola"
SC "¿Le importa que dfafknlekneqwklfnewklnfqf?" No, no me he vuelto loco, es lo que ha dicho, no se le entendía nada.
Yo: "¿perdón?"
SC "Que si le importa que me pejfepwqjfpeqwjfewqf"
Yo: "Perdone pero es que no le entiendo"
SC "Que si puedo sentarme" ha repetido pacientemente.
Yo: "Ah! esto... sí, claro" le digo señalando la silla delante de mí.
Y entonces se pone a farfullar con el camarero: "¿Has visto, Paco, los jóvenes de hoy en día lo mal que oyen?"
Yo, que ya había vuelto a mi lectura, levanto una ceja como diciendo: ¿eso no irá por mí?
Entonces se girá y avanza hacia mí.
SC "Entonces, ¿me dejas?"
Yo: "Sí sí, sin problema, siéntese ahí"
SC "Pero quiero idonwioqdnioqdniqowdn sitio"
Yo: "¿Cómo?"
SC "No puedo andar bien, quiero ioewhfioeqwhfqe sitio"
Yo: "¿otro sitio?
SC "El tuyo!!"
Yo: "Bueno vale, si a mi me da igual, ya me iba (mentira) ala tome mi sitio" le digo levantándome.
SC "No!!" me hace un gesto con la mano para que no me vaya.
Yo: "Perdone, pero le he entendido que quería mi sitio"
SC "Sí, eso es"
Yo: "Pues tome, se lo doy"
SC "Pero no te vayas"
Yo: "Es que..."
SC "Te puedes quedar, dqidhqwidhqwidohqw te"
Yo: "¿que qué?
SC "No quiero echarte!!"
Yo: "Bueeeno, pues me quedo 5 minutos, pero me iba ya"

Y me siento frente a él, pero en la otra silla (él quería la mía) y vuelvo a mi lectura. Al minuto, interrupción.

SC: "Periódico"
Yo: "Cómo?"
SC: "¿Puedes mirar si hay un periódico en la barra? Es que no me puedo hfoiqhwfeqhw"

Intuyo que no se puede levantar, aunque dar la caca puede un rato. Me incorporo y veo que lo tiene el camarero.

Yo: "Lo está leyendo el camarero"
SC: "¿qué?"
Yo: "Que lo está leyendo el camarero"
SC: "No te entiendo, joven, volcalizas muy poco"

Yo pensando: "manda huevos... quién me mandaba a mí..."

Yo: "¡¡Que lo tiene el camarero!!"
SC: "ah, bueno, no hace falta gritar..."
Yo (a punto de llorar): "¿Se lo pido?"
SC: "Sí, por favor, y un colacao"

Así que me acerco al camarero:

Yo: "El hombre que está ahí sentado quiere el periódico y un colacao"
Camarero: "¿y le vas a invitar tú?"
Yo: "Eh... no."
Camarero: "no le hagas mucho caso, si te molesta cámbiate de mesa"
Yo: "No, si... me iré enseguida"

Vuelvo a la mesa mientras el camarero le sirve a SC. Me pongo a leer un minuto. Interrupción.

SC: "¿Estudias?"
Yo: "No. Trabajo."

Silencio. Sigo leyendo. Entonces noto por el rabillo del ojo que el hombre está así:



Le miro y pregunta:

SC: "¿Has leído el Quijote?"
Yo: "Eh... pues no. Empecé pero no lo acabé".
SC: "Ah... es un buen libro..."

Y ante el temor de que empezara a hablar del Quijote me he levantado y me he despedido.

Otro hombre raro para engrosar la lista de personajes que me encuentro en mi vida...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya, asi que el hombre te miraba con ojos de serpiente...dios los cria...