3 de enero de 2007

UN DIA EN EL DENTISTA...


Hola otra vez!
A continuación recupero un email ya famoso sobre aquella visita al dentista hace un mes... No haré mas comentarios...

Hola!!
Os escribo otra vez a todos ya que el lunes hice de las mías, de esas que algunos llamáis “Javieradas”, pero creo que he batido todos los récords.
Y es que si juntamos mi habilidad innata para que me pasen cosas raras con el turno este que me trastorna, da una mezcla de agárrate y no te menees,,,

Lunes, 10:00 de la mañana

Hoy en lugar de salir a las 8, como todos los lunes (por entrar antes) salgo más tarde porque he tenido que aleccionar a la que será mi suplente mientras me pille esa ansiada semana de vacaciones en diciembre. Encima, a las 10 no puedo irme a casa, porque a las 11 tengo cita en el dentista. La cuestión se agrava si tenemos en cuenta que este finde lo pasé en Salamanca, y que desde las 10 de la mañana del domingo llevaba despierto... O sea, cansancio extremo, y caída de ojos.

Así que me tomo un gran café que me espabila un poco y cojo el coche. Cuando voy a arrancar me doy cuenta de que es la primera vez que voy a esta dentista que me han recomendado, y que no sé dónde wevos está. Así que llamo. Me coge una chica con voz de chico y además camionero, que me indica: “Calle Castelló 72, Bajo. Metro Núñez de Balboa”. Muy bien, vamos a buscarlo...

Me voy. A las 10.45 consigo ubicar la calle y aparco. Pero por desgracia, he aparcado en el número 146, así que tengo que patear unas cuantas calles hacia abajo. Guardo las gafas, pongo el ticket de la OTA y echo a andar. Ando, y ando... porque correr en mi estado como que no puedo.

A las 11 en punto alcanzo el portal 72. Está abierto así que paso. Entro a un gran vestíbulo donde no hay más que dos puertas. Detecto una con una luz que alumbra a su cartel, así que me acerco corriendo y entro, está abierta.

Me doy de morros con una mesa tras la que se sienta una mujer con gafas que teclea cosas a velocidades desorbitadas, con cara de asco, me imagino que la camionera. Directamente le digo con respiración acelerada:

- Hola, buenas, tengo hora para una consulta.
Ella deja de teclear. Me mira mientras coge la agenda y me responde.

- Muy bien, ¿para quién es la consulta?
Su voz suena bastante mejor en persona.
- Para mí, para mí...

Ella entonces me mira. Su mirada de asco se convierte en mirada de incrédula. Me mira por encima de las gafas.
- Para ti...
- Sí sí, a las 11... ya sé que llego un poco justo, pero he tardado en encontrarles. ¿Puedo pasar?
Ella duda. Al final me dice:
- Eh... si,,, sí, pasa a la sala de espera, primera puerta a la derecha.
- Gracias.

Voy hacia la sala. Mientras tanto la excamionera me sigue con la mirada. “Qué tía mas rara”, pienso “ni que nunca le llegaran tarde, a poco no me deja pasar”.
Entro a la sala donde hay sentadas 4 chicas. Lanzo un “buenas” al aire para quien lo quiera coger, y me siento. De pronto me siento observado por ellas. “¿Y estas qué miran?” pienso. Para pasar el rato me pongo las gafas, y cojo revistas, pero sólo hay del corazón y paso. Miro entonces a la pared, donde cuelgan típicos cuadros de diplomas y cosas así. En uno, el más grande, leo: “Licenciado en Medicina”... Hasta ahí, todo normal... Pero leo el siguiente: “Instituto de Ginecología”. Y voy al siguiente: “Licencatura en Ginecología”. Mi pulso se va acelerando a medida que veo que todos los cuadros de la pared tienen que ver con las partes bajas femeninas, y no con los piños.
“Ay ama... –pienso- que la he liado... todas estas chicas... la camionera que ya no lo es... que estoy en un ginecólogo... y aquí ya se piensan que soy un transexual o vete a saber qué... qué hago!!...”
Miro a los demás. Bueno, las demás. Me miran todavía. En ese momento entra la excamionera, que llama a “Paloma de las 10:40”. Mientras me mira... hasta que sale y cierra. “Quiero morirme... Tengo que irme de aquí antes de que venga la Paloma de las 11 y se termine de liar”. En ese momento me suena el móvil. Cojo.
- ¿Si?
- ¿Javier? ¿Javier García? – Es la camionera.
- Sí, soy yo... (las otras pelmas, venga a mirarme en plan “vaya voz pa ser mujer...”)
- Te llamo porque son ya las 11:10, y por si te habías perdido. ¿Hay algún problema?
Yo pensando: “¿Problema? ¡No qué va! Esty apunto de que me exploren la vagina que no tengo, pero por lo demás todo bien.”
- No,no... estoy... cerca.
- Venga, recuerda, Castelló 62.
- Sí sí... ¿¡Cómo?! ¿62? ¿o 72?
- Seis dos, Javier, venga te esperamos, hasta ahora.
Será hija de... Voy a matarle y luego la tiraré por un precipicio con su camión.

Aparentando tranquilidad guardo el móvil, cojo las gafas que no llevaba al entrar en el edificio (me caguen todo) y las guardo. Miro el reloj, me levanto y abro la puerta. En el pasillo, nadie. Salgo. Llego a la entrada y ¡¡la mesa de la secretaria está vacía!!
Salgo y cierro. Voy a la entrada del portal a toa leche. Giro y corro al “seis dos” de los wevos. Entro al bajo y, antes de tocar el timbre, leo por si acaso: Dra Cerdella, Odontóloga. Cojonudo, ahora sí...
Me abren, paso, y llego a una mesa. Allí me recibe una mujer.
- ¿Javier? – es la camionera, no hay duda.
- (Entre jadeos de haber corrido una manzana) Sí...
- Bueno, ya has llegado... ¿cansado? ¡¡Pero si es lunes!!
Lo que me faltaba, encima vacila...
- No he dormido en 25 horas...
- Ay... ¡es que no se puede vivir tan alegremente!
A poco la mato... pero como aún no sé si yo le entendí mal, si fue su voz de camionera la que me hizo entender mal, o si realmente me dijo mal el número... la dejaré con vida.

Moraleja: ¡¡Todo es culpa de mi turno de nocheeeee!!!

No hay comentarios: